Ojalá todas las mujeres pudieran tener la oportunidad de conocer lo diversos que son en realidad los tamaños y formas de los pechos, y pudieran ver cuánto varían de una mujer a otra. Entonces comprenderían lo sesgada que es normalmente nuestra percepción de nuestros pechos. Tendríamos la oportunidad de comenzar a amar los pechos que tenemos, en lugar de compararlos con un ideal imposible.
Es innegable que alguna que otra mujer tiene alguna discrepancia de tamaño u otra anormalidad entre sus pechos, algo que llama la atención y para ella es causa de un enorme sufrimiento psíquico. Otras tienen los pechos tan grandes que les causan dolor en la espalda. La cirugía plástica puede corregir esos problemas, y en ese sentido es una bendición. Pero la mayoría de las operaciones de cirugía plástica en los pechos se hacen porque la mujer no los encuentra tan estupendos como los de las modelos, o porque no le gustan a su novio o compañero, o porque nuestra cultura obsesionada por los pechos los prefiere grandes. […] La mujer suele creer que sus pechos existen para el placer y el beneficio de otra persona distinta de sí misma. Está claro que la actual controversia respecto a los implantes de mama es un síntoma de un descontento mucho más profundo apoyado por la cultura.
Los pechos son la metáfora física de dar y recibir. En épocas remotas, simbolizaban la abundancia y el sustento de la naturaleza. […] Nuestra cultura ha deformado la metáfora del sustento con el fin de que las mujeres se entreguen a los demás sin sustentarse ellas mismas. Las mujeres dan y dan hasta que el pozo se seca. Si los hombres y mujeres anduvieran con el torso desnudo, veríamos que la principal herida de las mujeres es la cicatriz de la mastectomía. […]
Ya en el siglo XIX, la bibliografía médica señalaba que había una relación entre el cáncer de mama y la soledad, la pena e incluso la ira y la rabia. Las mujeres con cáncer de mama suelen tener las siguientes características: abnegación, una sexualidad inhibida, una incapacidad para verse apoyadas por los demás y para desahogar el enfado o la hostilidad, la tendencia a ocultar la rabia y la hostilidad detrás de una fachada de simpatía y amabilidad, y una enemistad no resuelta con su madre. Hay pruebas de que las mujeres con cáncer de mama que se consideran muy apoyadas emocionalmente por su marido u otras personas han fortalecido su respuesta inmunitaria. En un estudio realizado con pacientes de cáncer de mama, se comprobó que estas eran más propensas a ocuparse de mantener una apariencia externa de persona simpática o buena que las mujeres que no tenían este cáncer. También eran más propensas a reprimir o interiorizar sus sentimientos, sobre todo los de rabia. De hecho, en un estudio se comprobó que la represión de la rabia durante muchos años está relacionada con cambios adversos en el sistema inmunitario. Dada la tendencia de nuestra sociedad a reprimir, ignorar o denigrar a las mujeres y a su rabia, es fácil comprender por qué son tantas las que tienen problemas de mamas.
Dra. Christiane Northrup
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