Autor: Aliasger K. Salem, Profesor de Ciencias Farmacéuticas, Universidad de Iowa
El selenio, un nutriente esencial que curiosamente lleva el nombre de la diosa griega de la Luna –Selene- es un nutriente que desempeña un papel crucial en la salud humana, ya que contribuye a la función tiroidea e inmunitaria, la reparación del ADN y la salud cardiovascular y cognitiva.
Actúa como antioxidante —sustancias que protegen a las células de moléculas inestables que pueden dañar el ADN, las proteínas y las membranas celulares—. Incluso puede proteger contra el cáncer.
El selenio es un oligoelemento vital que se encuentra en organismos vivos, el suelo y las plantas, y el cuerpo humano solo necesita una pequeña cantidad para funcionar. La ingesta diaria recomendada de selenio en adultos es de 55 microgramos por día, con un límite máximo de 400 microgramos. En comparación, los adultos necesitan entre 900 y 10,000 microgramos diarios de cobre (otro oligoelemento), y entre 8,000 y 40,000 microgramos de zinc.
Un exceso o una deficiencia de selenio puede tener consecuencias importantes para la salud. En mi trabajo como investigador en ciencias farmacéuticas, mis colegas y yo estudiamos el uso potencial del selenio para aumentar la eficacia de la quimioterapia en el tratamiento del cáncer.
El selenio fue descubierto por primera vez en 1817 por el químico Jöns Jacob Berzelius mientras analizaba una impureza en un lote de ácido sulfúrico producido en una fábrica en Suecia. Inicialmente pensó que la sustancia era telurio, pero luego se dio cuenta de que era una sustancia desconocida. Le dio el nombre de selenio en honor a Selene, la diosa griega de la Luna, debido a su similitud con el telurio, que había sido nombrado por la diosa romana de la Tierra.
El selenio existe en formas orgánicas e inorgánicas. Los compuestos orgánicos contienen átomos de carbono y generalmente provienen de organismos vivos, mientras que los inorgánicos no contienen carbono y se originan en fuentes no vivas. Las células convierten químicamente entre estas formas para realizar funciones fisiológicas.
La deficiencia de selenio es un problema de salud importante, especialmente en regiones con suelos pobres en selenio, como algunas zonas de China, África y Europa. Los niveles bajos de selenio están asociados con la enfermedad de Keshan (una afección cardíaca mortal) y la enfermedad de Kashin-Beck, que afecta a las articulaciones y los huesos. También debilita la función inmunitaria, aumentando la susceptibilidad a infecciones.
Las nueces de Brasil contienen niveles particularmente altos de selenio.
Consumir demasiado selenio también es un problema. El exceso por suplementación o por exposición ambiental puede provocar selenosis, una afección con síntomas como cabello y uñas quebradizos, problemas digestivos, erupciones cutáneas y síntomas neurológicos como irritabilidad y fatiga. En casos graves, la toxicidad por selenio puede causar insuficiencia orgánica e incluso la muerte.
El selenio tiene una ventana terapéutica estrecha, es decir, un rango de dosis que permite un tratamiento eficaz y seguro con efectos secundarios mínimos. Por ejemplo, el selenio puede aumentar o disminuir la función inmunológica dependiendo de la dosis. Los niveles adecuados fortalecen la capacidad de las células inmunitarias para combatir infecciones y tumores, mientras que una ingesta excesiva puede suprimir la respuesta inmunitaria al dañar los tejidos inmunológicos.
El selenio podría tener el potencial de tratar y prevenir el cáncer.
Los científicos llevan mucho tiempo estudiando el papel del selenio en la prevención del cáncer. Inicialmente se sospechaba que era un carcinógeno, pero estudios posteriores descubrieron que tenía efectos protectores contra el daño hepático. En la década de 1960, se propuso que el selenio podría usarse para prevenir el cáncer, una idea que ganó fuerza en los años 90.
Sin embargo, los ensayos clínicos a gran escala han producido resultados mixtos. El ensayo de prevención del cáncer con selenio y vitamina E (Selenium and Vitamin E Cancer Prevention Trial) fue un estudio con más de 35,500 hombres entre 2001 y 2004. Se encontró que tomar selenio diariamente no reducía el riesgo de cáncer de próstata y que incluso podía aumentarlo en hombres con niveles elevados de selenio.
En cambio, otro estudio realizado entre 1983 y 1996 (Nutritional Prevention of Cancer Trial) sugirió que el selenio podría proteger contra el cáncer de próstata y otros tipos. Sin embargo, los investigadores también observaron un aumento de cáncer de piel no melanoma entre los participantes.
Estos resultados contradictorios pueden deberse a las diferentes formas de selenio evaluadas, así como a las variaciones en los niveles de selenio de los participantes. Otros estudios han encontrado que el agua contaminada con selenio en un municipio de Italia se ha relacionado con un mayor riesgo de melanoma.
![Efectos de la dosis de selenio]
Los efectos antioxidantes del selenio varían según la dosis. Razaghi et al./EJC, CC BY-SA
El selenio también podría tener el potencial de detener la propagación del cáncer.
Mi investigación se centra en el potencial del selenio como complemento de la quimioterapia. Compuestos de selenio como el ácido metilselenínico (MSA) y la seleno-L-metionina (SLM) muestran promesa para atacar proteínas que promueven la progresión tumoral y la resistencia al tratamiento. Estudios de mi equipo han descubierto que el MSA puede modular vías bioquímicas clave relacionadas con el cáncer de riñón al reducir niveles de proteínas que influyen en el crecimiento tumoral y la evasión del sistema inmunitario. También observamos que el SLM puede ralentizar el crecimiento de tumores renales en ratones sin efectos tóxicos.
Más significativamente, en un ensayo clínico de fase 1, encontramos que combinar SLM con el fármaco de quimioterapia axitinib fue eficaz para tratar el cáncer de riñón metastásico en pacientes, con efectos secundarios mínimos. De los 27 pacientes tratados, más de la mitad vio una reducción en el tamaño de sus tumores, con una mediana de supervivencia general de casi 20 meses. Estos hallazgos sugieren que el selenio puede tener un efecto sinérgico con la quimioterapia al hacerla más efectiva.
Futuros estudios ayudarán a determinar cómo el selenio puede ayudar a superar la resistencia a los tratamientos y qué dosis son óptimas, lo que aclarará su potencial como complemento viable para el tratamiento del cáncer.
Ya sea como potenciador inmunológico o tratamiento potencial contra enfermedades, la importancia del selenio en la salud humana es innegable.
Consumir alimentos ricos en selenio —como nueces de Brasil, mariscos, cereales integrales y huevos— puede ayudar a mantener niveles óptimos del nutriente. En regiones con suelos deficientes en selenio, puede ser necesario un suplemento bajo supervisión médica.
La delgada línea entre el beneficio y el daño subraya la importancia de una ingesta equilibrada y un enfoque personalizado en la suplementación con selenio. A medida que avance la investigación, creo que el papel multifacético del selenio en la salud será cada vez más claro.
