Cuando una mujer empieza a exitarse sexualmente, el útero empieza primero a temblar, como una medusa suspendida en el océano. Y luego a latir, como un corazón, o como el cuerpo de una rana, como decían nuestras antepasadas. […] Sin embargo, la socializacion de las niñas en la inhibicion sistemática de las pulsiones sexuales, hace que las conexines neuromusculares que existen entre el cerebro y el útero no se establezcan, y por eso nos hacemos adultas sin sentir o percibir el útero: es la socializacion en la ruptura de la unidad psicosomática entre la consciencia y el útero.
Casilda Rodrigañez
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