La sexualidad para muchxs hoy en día sigue siendo tabú. Como equipo de trabajo, como mujeres que acompañamos a otras personas desde lo sensible e integral, tenemos un compromiso social muy importante, que es educar, informar, empoderar a los cuerpos y las comunidades, en relación a la sexualidad y a los vínculos saludables. La herencia cultural de la que venimos piensa a la sexualidad ligada únicamente a un encuentro sexual, al coito, a todo aquello que aprendimos mirando pornografía, dónde en la mayoría de los casos sólo nos contaron que el sexo existía entre un hombre y una mujer, totalmente condicionadxs por la “hetero-norma”. Sin embargo, la sexualidad está latente en nuestras células, es la pulsión de la vida, del deseo, de hacer, de crear. Hay sexualidad cuando estamos inspiradxs, enamoradxs, cuando una madre amamante a su niñx, cuando menstruamos, cuando nos abrazamos, cuando nos auto-masajeamos, cuando jugamos, cuando descubrimos algo por primera vez. En todos esos actos, que nos llevan a accionar y como resultado vivenciamos un estado placentero, de bienestar, podríamos decir que estamos fluyendo con nuestra energía más primal, la sexual. El placer es necesario para regularnos hormonal, emocional y afectivamente.
Como expuso la filósofa francesa Maryse Choisy,
“El placer siempre está producido por el sistema sexual
y tiene una gama infinita de formas, intensidades y matices”.
Si desde niñxs no nos hablan de sexualidad, si solo nos enseñan a relacionarnos desde la vergüenza, desde lo normativo, desde el miedo a contraer enfermedades, y no con toda la información necesaria para cuidarnos pero también para hacer uso de estos vehículos alucinantes que son nuestros cuerpos, ¿Cómo podemos vivir en salud y en placer? ¿Cómo podríamos experimentar las potencialidades de la vida humana? Comenzar por habilitar la sexualidad con unx mismx, y enseñar a hacerlo, es un gran paso que, desde nuestro equipo, buscamos dar en conjunto. Para poder reconocer nuestros cuerpos, sabiendo que es lo que nos gusta y lo que no, y apropiarnos de nuestro primer espacio vital y territorio que es el cuerpo. De allí aprender a respetar, a consensuar, a amar, creando atmósferas de confianza, ya que sin confianza no podemos liberar nuestras pulsiones y así validar todo lo que surja tanto en un encuentro sexual, como en cualquier manifestación de esta energía. ¿En qué momento histórico hubo tal desconexión con nuestros cuerpos y la autoregulación humana, que una función fisiológica se volvió en algo tan secreto, tabú, prohibido, callado, vergonzoso y sucio? Te dejamos el googlesite de Casilda Rodrigañez que se explaya sobre estas temáticas.
La llave es comenzar a confiar en la sabiduría de los cuerpos y sus formas, creando un lenguaje más orgánico y recuperando el valor humano. No hay un solo modo de que suceda, es infinito, tan infinito como cada ser humanx que habita esta tierra, a través de una educación sexual integral que integre cada sexualidad, lo diverso y distinto de cada ser humanx, depende de que cada unx comience a percibirse en su diferenciación, entrando en el campo creativo.
Desde nuestro equipo, nos recordamos una vez más, la importancia de seguir alfabetizándonos en una Educación Sexual Integral Afectiva, como un valor humano, ya que sentipensamos con mucha fuerza qué es esto lo que finalmente erradicará la violencia de nuestros vínculos y sociedades, y nos deseamos eso y más como sociedad, para que este año venidero sea lleno de placer, amor, vínculos consensuados y salud.
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