Molestias vulvovaginales

 

Los tejidos genitales son -por lo menos- tres veces más sensibles que cualquier otra mucosa del cuerpo. Sin embargo, en nuestra cultura consumimos y llenamos nuestra vulva y vaginal de jabones, perfumes, “protectores” diarios, toallitas descartables, tampones, óvulos, pensando en la higiene. Pero, ¿qué es realmente la higiene? Lo que llamamos higiene debería llamarse Ecología del Cuerpo. Respetar el delicado equilibrio de microorganismos que cada parte de nuestro cuerpo tiene dejando de intervenirlas, innecesariamente. Los productos anteriormente nombrados contienen químicos tóxicos: glifosato (pesticida), asbesto (se usa en la construcción), rayón (micro plástico), organoclorados (insecticidas), blanqueadores, entre otros. Éstos no sólo desequilibran el pH en nuestros genitales, sino que ayudan a que proliferen patógenos, ingresan disruptores endocrinos en nuestro torrente sanguíneo, y se acumulan en nuestros tejidos sexuales (útero, ovarios, cérvix, vagina y vulva).

La vulva y la vagina tienen su propia microbiota, es decir, ciertos tipos y cantidades de microorganismos benéficos que la mantienen equilibrada y funcionando correctamente. Esta microbiota es generalmente ácida: Tiene un pH de alrededor de 4. Existe un lapso en que su pH es neutro (7 es el nro del pH neutro) y éste ocurre durante una parte de la ventana fértil del ciclo menstrual-ovulatorio (y ésta ventana NO se puede predecir sino observar, y para esto necesitas capacitarte para interpretar su lenguaje en nuestros talleres sobre el ciclo menstrual-ovulatorio, por ejemplo). Por lo tanto, todas las publicidades, personas y todxs lxs profesionales de la salud ginecológica y/o sexual que te incitan a usar jabones en los genitales, ¡están completamente desactualizados!

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La intervención va más allá de la higiene, entra en el terreno de la estética y culmina el desequilibrio de nuestros órganos genitales y sexuales a través del tipo de ropa y ropa interior que usamos. Los cuerpos de las personas que utilizan ropa ajustada y sintética en los genitales están más expuestos a contraer enfermedades. Las telas sintéticas mantienen una humedad en los genitales que no sólo no es necesaria, sino que provoca la exacerbación de ciertos microorganismos de la microbiota, Además, la ropa interior ajustada que aprieta los tejidos genitales y está en constante roce con ellos, produce una insensibilización de los tejidos genitales, o una hipersensibilización e irritación crónica de los mismos. Ésto junto con la constante agresión que llamamos “higiene” y las relaciones sexuales no-fisiológicas (agresivas, no respetuosas de los tiempos de la respuesta sexual de cada cuerpo, bruscas, rápidas) son vividas por nuestro organismo como un ataque al sistema inmunológico presente en los órganos sexuales, que se ve deteriorado por la constancia de las acciones que lo perjudican.

Algo similar sucede con la ropa que ajusta el abdomen: las personas que tenemos útero necesitamos que nuestro vientre pueda expandirse y contraerse todo lo que le sea necesario a lo largo de nuestro ciclo, ya que allí reside el útero, un órgano lleno de fibras musculares, dedicado a la sexualidad y la ciclicidad, y éste, ¡se mueve, se hincha y se deshincha!

Otros factores que pueden contribuir a las infecciones vulvovaginales son: la toma de antibióticos, una baja generalizada en el sistema inmunológico, tener diabetes, consumir muchos alimentos con azúcares (sean naturales o refinados), uso de anticonceptivos hormonales, uso del DIU, uso del diafragma, el semen, producción baja de lactobacilos en tu organismo. También es posible que tus genitales reaccionen a la microbiota de los genitales de otra persona, y que ésto de produzca síntomas.

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Posibles desequilibrios

Generalmente, todos los desequilibrios vulvo-vaginales comienzan con síntomas similares, ya que éstos corresponden a la forma de “defenderse” que tiene el sistema inmunológico en el sistema sexual:

  • Enrojecimiento del tejido vulvar
  • Mayor presencia en cantidad de fluido vaginal de color blanco
  • Ardor
  • Picazón

Estos síntomas indican que el pH de la vulva y de la vagina ha sido modificado, y el fluido está tratando de re-equilibrarlo a su acidez característica. Éste fluído no es malo ni desagradable. Es la forma en la que tu organismo se re-equilibra a sí mismo, buscando acidificar el pH y así generar un efecto inmunológico de defensa.

Vulvovaginitis

Las infecciones en la vulva y en el canal vaginal son llamadas vulvo-vaginitis. Las más comunes son vulvovaginitis candidiásica (dada por la proliferación del hongo Cándida en los órganos sexuales), vaginosis bacteriana (generalmente causada por bacterias anaeróbicas como Gardnerella vaginalis, Prevotella, Peptostreptococcus, Bacteroides spp, entre otros), o tricomonas (infección vaginal por protozoos). Algo muy común es que suelan darse mixtas, es decir, infecciones vaginales producto de la proliferación de la cándida junto con la proliferación de alguna bacteria anaeróbica, ya que al modificarse el pH, se modifica el equilibrio de la biodiversidad de la microbiota vaginal.

Los síntomas suelen comenzar de

  • Enrojecimiento del tejido vulvar
  • Mayor presencia en cantidad de fluido vaginal de color blanco
  • El fluido vaginal puede verse también con consistencia de “leche cortada”
  • El fluido vaginal puede tener olor similar a la cerveza o presentar olor “como a pescado”

Cuando la infección avanza, pueden aparecer molestias tales como ardor, picazón y olores fuertes.

Entre las vaginitis menos comunes (generalmente subdiagnosticada) se encuentra la vaginitis inflamatoria descamativa.

Devolverle el pH ácido a la vagina y a la vulva generalmente resuelve los procesos y re-equilibra la microbiota.

La fotografía pertenece a www.ensuelofirme.com una comunidad de terapeutas y educadoras online

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