Por Annika Angelo, ADHD Nutrition
Traducción Sofía SloboParisí
Cuando pensamos en proteínas, generalmente la asociamos con desarrollar músculo o saciar el hambre. Pero cuando tienes TDAH, la proteína cumple un papel mucho más importante, especialmente en el cerebro.
El cerebro utiliza aminoácidos—los componentes básicos de la proteína—para crear neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la noradrenalina. Así que, cuando el cuerpo no descompone o utiliza la proteína adecuadamente, el sistema de comunicación del cerebro puede empezar a fallar.
Investigaciones recientes muestran que el TDAH podría causar este tipo de alteraciones en el metabolismo de las proteínas.
En un estudio genético de 2025* utilizando aleatorización mendeliana inversa (un método que puede mostrar causalidad, no solo correlación), los investigadores encontraron varios subproductos relacionados con proteínas que están directamente vinculados con el TDAH. Esto ayuda a explicar por qué tantas personas con TDAH sienten niebla mental, irritables o cansadas, incluso cuando están comiendo “suficiente”.
Vamos a desglosar lo que está pasando detrás de escena en el cuerpo:
La beta-alanina y la taurina son subproductos de la descomposición de proteínas, específicamente de aminoácidos como la cisteína y la serina. El estudio mostró que el TDAH estaba causalmente asociado con niveles desregulados de estos subproductos, lo que significa que hay problemas con cómo el cuerpo descompone la proteína.
Por qué importa: La taurina ayuda a regular el GABA, un neurotransmisor calmante que ayuda a desacelerar y concentrarse. Cuando no comes lo suficiente, podrías experimentar:
Sensación de estar sobreestimulado, incluso cuando no está pasando nada
La carnitina, oleilcarnitina y lignoceroilcarnitina son compuestos que se forman cuando ciertos aminoácidos (especialmente lisina y metionina) se descomponen y se convierten en moléculas que ayudan a transportar grasa a tus células para obtener energía.
Las alteraciones en estos transportadores de grasa derivados de proteínas se vincularon causalmente con el TDAH, lo que apunta a estrés en la función mitocondrial—sí, la “central energética” de la célula.
Por qué importa: El metabolismo de las proteínas y las grasas están conectados. Si no puedes descomponer bien los aminoácidos, tu cerebro puede no recibir la energía que necesita—aunque estés comiendo bien. Como el metabolismo de proteínas y grasas están profundamente interconectados, si uno falla, el otro también suele hacerlo. Esto puede causar:
Dificultad para concentrarte, incluso cuando estás descansado
La 3-metilhistidina, 1-metilhistidina y N-acetil-3-metilhistidina son marcadores de descomposición muscular y del metabolismo de la histidina. La histidina ayuda a producir histamina—una pieza clave en la concentración, energía y estado de alerta.
El estudio encontró que niveles más altos de estos productos de descomposición de histidina estaban causalmente relacionados con el TDAH, lo que implica que el cuerpo podría estar descomponiendo proteínas demasiado rápido—o de forma ineficiente—para que el cerebro funcione adecuadamente.
Por qué importa: Si tu cuerpo descompone las proteínas demasiado rápido o de forma ineficiente, podrías tener bajos niveles de precursores clave para neurotransmisores. Eso significa que tu cerebro lucha por mantenerse alerta y regulado, y podrías experimentar:
La prolilglicina y el alfa-hidroxiisovalerato reflejan cómo el cuerpo descompone las proteínas y utiliza aminoácidos de cadena ramificada (BCAAs), una fuente rápida de energía para el cerebro. En el estudio, se encontró que las diferencias aquí estaban causalmente conectadas al TDAH.
Por qué esto importa: Si el cerebro no puede procesar bien los BCAAs, puede haber caídas en la claridad mental y la regulación emocional—aunque estés consumiendo suficiente proteína. Esto significa que podrías experimentar:
Sentirte “fuera de lugar” incluso comiendo de manera consistente
El TDAH no está solo en el cerebro—también está en el cuerpo. Incluso afecta cómo nuestro cuerpo utiliza las proteínas, lo que puede empeorar los desafíos que ya enfrentamos. Apoyar el metabolismo proteico con pequeños pasos estratégicos puede marcar una gran diferencia:
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