Como dice la Dra. Carme Valls Llobet, endocrinóloga y feminista catalana, “el primer problema al abordar la salud de las mujeres y su empoderamiento (es decir, si pueden o no ser protagonistas de sus vidas) deviene de quienes han impartido la información sobre la salud”. Los estudios de las Facultades de Medicina son los que definen qué es estar saludables, basados en estudios hechos en patologías de cuerpos de varones cis-género. La mirada médica tiene siempre un sesgo de género, ya que no hay inversión científica en estudiar las enfermedades específicas del sexo femenino, más allá de la fertilidad.
Es una realidad que los problemas de salud de las mujeres son fundamentalmente sociales, pero no sólo por la violencia o discriminación social, sino porque el tejido cultural sostiene una visión negativa del cuerpo “femenino” y nuestra especificidad: Nuestra ciclicidad, menstruación, embarazo, maternidad, lactancia, puerperio. En realidad, nuestra cultura y sociedad tiene una visión negativa (más o menos declarada) sobre toda cuestión que no sea productiva: el descanso, el silencio, el tiempo, la introyección, el afecto y los cuidados. Todos estos valores son tratados como algo negativo, incómodo, molesto, y son descalificados. ¿Por qué? Porque no son valores que le sirvan al mercado de consumo, que es lo que hoy rige a nuestras sociedades, lamentablemente.
La conciencia menstrual recupera valores del ecofeminismo como la cultura de la ciclicidad, de la cooperación: la cultura del ir a favor del cuerpo y no en su contra. Ir en contra de nuestra menstruación es ir en contra de nuestra propia naturaleza. Hay algo que necesitamos saber, recordar y repetir: El dolor menstrual no es normal, sino que está normalizado. En el cuerpo humano, el dolor es un mecanismo que habla de que hay algo desequilibrado o enfermo. Y los dolores menstruales no son la excepción.
Los dolores menstruales se dan, en la mayoría de los casos, por la rigidización del útero devenida de una cultura que adiestra y reprime al cuerpo (y sobre todo, a la pelvis), desde el comienzo de nuestras vidas.Al tener un útero rígido, los movimientos son espásticos y producen espasmos y dolor. Cuando menstruamos, si hay dolor, lo que duele es el útero, NO los ovarios (salvo que haya una patología específica que haga que eso suceda). Muchas veces el dolor también está causado por toxicidad acumulada en los tejidos, debido al uso de toallas descartables, protectores diarios y tampones
Crear salud es recuperarnos enteras, con nuestra fisiología y nuestra potencia: Sanar nuestros dolores menstruales desde la revitalización del útero como órgano de placer, para vivir la menstruación y el ciclo entero con conciencia, relajación y entusiasmo.
Te proponemos algunos ejercicios para incorporar la importancia de un útero relajado
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